
Mejora tu lenguaje corporal. Camina firmemente, pero sin arrogancia. Mantén relajada tu mandíbula y tu cara, tus ojos brillantes y en contacto directo con las demás personas mientras conversas son ellos, al hablar tu pronunciación debe ser clara, tu voz debe proyectar confianza e intensidad. Siempre extiende tu mano y da tu nombre claramente en cualquier encuentro personal – si lo haces vía telefónica, es importante que seas el primero en dar su nombre. Sonríe con tus ojos, tu voz, tu rostro y tu lenguaje corporal. La sonrisa es un idioma universal. No importa que idioma hablen los demás, una sonrisa es una luz en la ventana de tu ser y refleja lo que hay en dentro de ti.
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