12 feb 2011

Llueve sobre mí


Hoy por la tarde acompañe a unos muy buenos amigos en el funeral de su abuelita, pude compartir poco con ella pero al igual que todas las abuelitas me hacia reír y me entretenía con sus historias dejándome con ganas de escuchar otra historia mas cada vez que teníamos oportunidad de hablar. Es normal que para estas situaciones haya lágrimas y pesar por aquel que ha ido al otro lado del velo. Yo no tuve la oportunidad de estar en el funeral de mi abuelita, pero aun cuando ya han pasado casi 10 años de eso aun le extraño.

Mientras estaba sentado pensando en que poder decir a mis amigos para consolar en esos momentos que no hay consuelo, y cuando un “lo lamento mucho” o un “lo siento” suenan vacios. Pensando en ello me encontraba cuando llego a mi corazón el sentimiento de gratitud y gozo, los cuales reemplazaron los de tristeza.

Ese gozo y esa gratitud vino a mi al pensar en lo afortunado que somos de haber podido tener a esta gente que amamos y extrañamos como nuestros abuelos o abuelas, padres o madres, hermanos o hermanas, amigos y amigas, hijos e hijas….que bendición saber que hay lazos que van más allá de la muerte y que nos unen a estos seres que tanto amamos.

La muerte no es el final de la vida, sino es una etapa más de ella. No podría haber vida si no hubiera muerte que le acompañara, pero muerte no es sinónimo de fin, la muerte es solo la puerta a una vida mayor, a una vida que no tiene fin…. “Mas he aquí, las ligaduras de la muerte serán quebrantadas; y el Hijo reinará y tendrá poder sobre los muertos; por tanto, llevará a efecto la resurrección de los muertos.” (Mosiah 15:20)

…por lo regular no me gustan los días lluviosos, pero luego de participar del funeral y de visitar la tumba de otros a quienes quiero y extraño me sentí agradecido de haber olvidado mi paraguas y dejar que desde el cielo el agua viva cayera sobre mí.

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