18 nov 2014

Que tu mano derecha sí sepa lo que hace la izquierda

Canta el refrán, “que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda”, -¿a qué se debe que  guardan en secreto las buenas cosas que hacemos? Entiendo que no nos gusta ver a esa gente que se echa flores a si mismo y ensalzan
su buen corazón y buena voluntad.

Hoy quiero compartir con ustedes algo que me ocurrió, no con el fin de echarme flores sino con la intención de empujar a alguno de ustedes a hacer lo mismo y luego compartirlo con otras personas. Al final, las buenas obras son buena noticias.

Hoy el tráfico me hizo llegar mas temprano a la oficina, me dio chance de ir por un desayuno. En mi camino vi a un niño cargando su caja de lustre parado frente a un puesto de panes pero siguiendo su camino sin comprar uno.  No sé ustedes qué hubieran hecho, pero ver eso me retorció las tripas y el corazón.

Llegue a donde el estaba y le pregunté si había desayunado, a lo que me dijo que no. Y le pregunté si me acompañaba a desayunar a lo que muy tímidamente y encogido de hombros me dijo “Vamos pues”

Entramos al restaurante y le pregunté si quería el Menú del juguete o alguna otra cosa. Resumiendo, el pidió un Menú con juguete y yo un té frío con pastel de elote, nos sentamos a la mesa y así empezaron los mejores 30 minutos de mi día.

Mi amigo se llama Lucas, tiene nueve años y 5 hermanos. Vive en zona 21 y todas las mañanas toma un bus hasta zona 10 para trabajar como lustrador. Me contó que estaba en 3ero primaria y que en enero empezaba 4to. Me contó que (también) tiene un tío que se llama Juan (como yo) y que no estoy tan viejo. Esto último me lo dijo viéndome a los ojos y con eso me basta para creerle.

Desayunamos y conversamos por algunos minutos, él se veía muy feliz y yo también lo estaba. Es de esos momentos en que estás en algo y tu mente te lleva a otro lado sin dejar de estar en donde estás. Está vez mi mente me llevó a todas esas veces que somos ingratos (no gratos, no agradecidos) y vemos el vaso vacío aún teniendo oportunidades de verlo lleno o cuando estamos en “esos días” de verlo medio lleno. Terminamos la charla, nos despedimos con un apretón de manos, Lucas me dio las gracias por su desayuno y yo le di las gracias por la charla y compañía. Él volvió a la calle a lustrar zapatos, yo fui a sellar mi ticket de parqueo.

Al momento de salir del restaurante vi como le dijo a un señor “no importa, yo le presto los 2 quetzales que le faltan”  [supongo que de los Q5.00 que cobra Lucas por lustrar zapatos el señor solamente pagaría Q3.00]



Lecciones aprendidas:


  • Ser agradecido por todo lo que tenemos y también por lo que no tenemos
  • No dejar de ver las cosas como lo ven los niños (hakuna matata, no worries)
  • Ayudar a otros es contagioso y saludable
  • Al que madruga ….le alcanza el día para invitar a otro a desayunar
  • Puedes ver la cosas como “algo que te ocurrió” o puedes verlo como algo que tu hiciste que ocurriera 
  • Los armadillos tienen 4 hijos por parto y siempre tienen el mismo sexo
  • Dar es dar









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