
No saber hacia dónde vamos nos desgasta. La acción sin propósito y dirección es perdida de energía. Podemos decir que esto es como manejar un auto sin ningún rumbo fijo, ¿acaso harías eso?
Seguramente no, no vas a desear gastar gasolina y tiempo en vano. En este ejemplo la gasolina es igual a tu energía y el tiempo es igual a vida.
Las personas de éxito tienen un hábito en común: orientan su actuar en función de resultados. O en otras palabras no hacen nada si no le trae ningún resultado positivo o un beneficio. Nuestras acciones las debemos de medir con resultados, pregúntate: ¿Qué resultados obtengo de lo que hago? ¿Son positivos o son negativos? ¿Mis resultados vienen al ritmo que los deseo?
Cuando te orientas hacia tus metas y sientes que tu día a día te acerca a ellas, tu energía crece. Te sientes en control de tu vida y tu auto-estima se fortalece.
Si aun no tienes un propósito pregúntate:
¿Qué quiero lograr?
¿Cuáles son mis metas?
¿Cuál es mi visión?
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